El informe de Paolo Rocca en la UIA y su impacto en la industria

Durante la reciente Conferencia Industrial de la Unión Industrial Argentina (UIA), el discurso de Paolo Rocca, el CEO del Grupo Techint, generó muchas charlas entre los presentes. En su intervención, Rocca pidió que el Estado tenga un rol más activo en la creación de políticas industriales. Para ilustrar su preocupación, mencionó un caso muy concreto: el aumento explosivo en las importaciones de electrodomésticos.

Señaló que el año pasado llegaba a nuestro país un promedio de 5.000 lavarropas al mes, y este año esa cifra se disparó a 85.000. En el caso de las heladeras, el salto fue de 10.000 a 80.000. Con estos datos, Rocca lanzó un mensaje claro a sus colegas empresarios: “Produzcan y agreguen valor, o cierren y limítense a distribuir lo importado”.

Luego, se mostró aún más claro sobre el papel del Estado frente a esta situación, preguntando si “el Estado permitirá que las fuerzas del mercado presionen libremente” debido a la sobrecapacidad en China y la dificultad de competir en el país, o si se podrá establecer un diálogo.

Un empresario con trayectoria en la UIA resumió las transformaciones del debate global: “Antes se hablaba de reforma laboral y tributaria. Hoy, es un tema serio en todas partes, desde Estados Unidos hasta Europa”. Según este empresario, las grandes potencias están seleccionando sectores estratégicos, mientras que Argentina parece seguir un discurso de neutralidad total, algo que cuesta que el Gobierno comprenda.

Los números que inquietan a Rocca

Un informe accesible a los círculos de “la T” muestra que en 2024 se importaron 106.583 lavarropas, mientras que entre enero y agosto de 2025, esa cifra se elevó a 689.916. Esto refleja un incremento alarmante del 547%.

En cuanto a la participación de mercado, los productos importados pasaron de 8,8% a 49,5% en un solo año. Históricamente, los niveles se asemejan a los de 2003, cuando estaban en 50%, y 2001 marcó un alarmante 82%.

Un empresario del sector comentó que la política industrial es considerada una mala palabra por el Gobierno y que actualmente, las importaciones se mantienen como un “control de precios”. También destacó que en la reciente feria en China, la presencia de empresarios argentinos fue notable.

China juega así un papel vital en esta discusión. El gigante asiático produce más de 1.000 millones de toneladas métricas de acero anualmente, y se anticipa que para 2025, las importaciones cubrirán cerca del 40% del acero usado en nuestra región. Mientras tanto, la producción en países como Chile, México y Argentina sigue en caída.

Un profesional del sector resumió: “China no quiere vender acero; busca introducir productos terminados”. En relación a los tubos de acero, la preocupación es creciente: “No solo es el Estado el que los demanda; también los privados. Aunque los números todavía no son significativos, el lobo está ahí, y un día entrará”.

Rocca concluyó su intervención propuesto que “debemos retomar la política industrial y determinar cómo se inserta Argentina en este nuevo mundo”.

Un mapa heterogéneo: márgenes ajustados, consumo débil y presión impositiva

La visita a la UIA puso de relieve la diversidad de realidades dentro del sector productivo. Depende del área, del tamaño de las empresas y del impacto que las importaciones tengan. A pesar de todo, muchos coincidieron en algo: las reformas recientemente aprobadas en el Congreso podrían mejorar la previsibilidad.

Para la mayoría de los empresarios, los cambios en el sistema tributario son más relevantes que los laborales. El consenso actual gira en torno a que los márgenes de ganancia han pasado al frente de la preocupación. Esto ocurre en un contexto donde el consumo muestra apenas señales aisladas de recuperación o sigue en descenso.

Un consultor que trabaja con grandes grupos fabriles lo expresó claramente: “El problema principal no es el costo; es la demanda. El consumo está estancado y ya no sirve la lógica de comprar antes de que suba”. Otro empresario añadió que con menos dinero en los bolsillos y sin inflación descontrolada, “la posibilidad de patear problemas hacia adelante desapareció, dejando a la vista la caída de la demanda”.

También se suman factores como la baja nominalidad y un tipo de cambio que incentiva las importaciones, junto a una apertura comercial que exige un recalibrado en el rumbo empresarial.

A diferencia del clima más positivo que se vivió en la Conferencia del año pasado, los debates de esta edición tuvieron un tono más crudo. Mientras saboreaban café y pastelería, un empresario se atrevió a decir: “Si el consumo cae, ¿cómo puedo seguir pagando impuestos? Hay empresas que optan por vender en la informalidad”.

En el ámbito laboral, aunque el trabajo no registrado no es nuevo, tampoco hay señales de expansión. “Hoy no estamos contratando. Si no hay crecimiento, la reforma no tiene impacto”, resumió otra fuente.

Diego Coatz, economista jefe de la UIA, detalló la estructura de costos industriales: los impuestos, incluyendo IVA, representan el 46%, los insumos y materias primas el 25%, el costo laboral es del 16%, y en logística y energía se encuentra un 6% cada uno. Además, el mercado laboral se presenta fragmentado: de 22 millones de puestos, 9,2 millones son privados registrados, 9,1 millones no registrados y 3,8 millones pertenecen al sector público.

Un gobierno que no respondió al reclamo industrial

A pesar de las expectativas, los funcionarios principales no brindaron definiciones claras sobre la situación del sector productivo. “Menem (Martín) fue el único que mencionó la palabra pyme”, bromeó un empresario tras escuchar las palabras del presidente de la Cámara de Diputados.

Un dirigente pyme fue más enfático: “Este Gobierno no va a pensar en la micro. Abren las importaciones y nadie se detiene a evaluar los costos de las empresas. Es mejor importar una remera de Bangladesh hecha por un niño”.

Ante la falta de señales del Gobierno, muchas empresas están buscando sus propias respuestas. “La reinvención implica enfocarse en ventas de nicho, porque mis productos ya llegan todos de afuera”, comentó un vendedor de herramientas mecánicas mientras se retiraba del Centro de Convenciones.

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