Qué revelan los peritajes y su impacto en la causa

La situación en torno a la causa de los cuadernos ha dado un giro inesperado para la Justicia. Resulta que un análisis caligráfico reveló que los cuadernos de Oscar Centeno, que son la pieza clave de esta investigación, fueron manipulados por manos ajenas a las de quien escribió los testimonios originales. A pesar de esto, los cuadernos siguen siendo considerados una prueba válida.

En este contexto, el juez Marcelo Martínez de Giorgi decidió procesar a Jorge José Bacigalupo, un expolicía, por su implicación en la adulteración de los cuadernos atribuidos a Centeno, quien fue chofer de Roberto Baratta. Los peritos de la Gendarmería y de la UBA respaldaron las acusaciones por “falsificación de documento público” y “encubrimiento personal”, ya que su intervención favoreció a ciertos empresarios mientras perjudicó a otros, como el petrolero Armando Loson.

Los peritos descubrieron, por ejemplo, que el nombre “Marcelo” fue reemplazado incorrectamente por “Armando” y que hubo modificaciones en una dirección específica. Además, se identificó la inclusión del rótulo “Ing. Ferreyra” en una anotación de 2008. Se mencionaron también irregularidades que involucraban a Jorge Guillermo Neira, exdirector de una empresa vinculada. Los nuevos estudios caligráficos son tomados muy en serio por la Justicia, a diferencia de los previos, que se basaron en imágenes digitales.

Por otro lado, los expertos señalaron algo crucial: no hay un método científico para determinar con exactitud la antigüedad de los escritos. Por lo tanto, no se puede afirmar que los textos de Centeno se redactaron el mismo día de los hechos, aunque sí se pueden establecer comparaciones temporales. Curiosamente, los peritos sugirieron que los cuadernos podrían haber sido escritos como reconstrucciones posteriores, notando un cambio en el lenguaje entre las anotaciones de diferentes años, lo que podría indicar revisiones o ediciones por otras manos.

El análisis detallado también llevó al juez a reconocer que los cuadernos fueron manipulados para cambiar información clave, como nombres y direcciones. De hecho, en su fallo, Martínez de Giorgi menciona que los textos del periodo de 2013 a 2015 parecen tener un objetivo judicial claro. Este procesamiento a Bacigalupo destaca la vulnerabilidad de estas pruebas, que podrían haber sido alteradas con la intención de encubrir ciertos hechos.

Esto abre la puerta a que los imputados de la causa principal cuestionen la fiabilidad de los cuadernos y pidan que sean considerados como evidencia contaminada. Mientras se investiga si hubo un “delito precedente”, la validez de la prueba central está en duda, especialmente por la posibilidad de que esos documentos hayan sido creados con la intención de servir como denuncia.

Los puntos clave que son un búmeran para la causa Cuadernos

  • Los análisis de la PFA, Gendarmería y peritos determinan que la intervención de Bacigalupo fue evidente, señalando que los cuadernos fueron alterados por una mano distinta a la de su autor.
  • El estudio lingüístico de la UBA complica la narrativa de que Centeno escribía todo de manera espontánea. Este análisis ya no es solo un argumento político, es una evaluación oficial que se incorporó a una resolución judicial.
  • La conducta de Bacigalupo es considerada como encubrimiento y falsificación por parte del juez.
  • Esta resolución confirma la manipulación material de los cuadernos, que no reflejan fielmente la escritura de Centeno y tienen intervenciones selectivas de terceros.
  • Se evidencia que la versión de “Centeno anotaba lo que veía” no se sostiene.
  • No se puede construir un juicio de grandes dimensiones basado en pruebas que el propio Poder Judicial, en otro contexto, reconoce como manipuladas.
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