Argentina se destaca entre los países que más usan efectivo
En el mundo actual, la forma en que manejamos el dinero ha cambiado mucho. Cada vez hay más países que se inclinan hacia el uso de pagos digitales, y eso está relacionado con su desarrollo económico. Algunos ejemplos son Suecia, Noruega y Corea del Sur, donde la mayoría de las transacciones se realizan sin efectivo. Por otro lado, hay países que se encuentran en lo que se llama la “trampa de los ingresos medios”, y aquí es donde nos encontramos con naciones como México, India y Tailandia. Aunque tienen un desarrollo económico moderado, eso no siempre se traduce en una adopción masiva de tecnología de pagos digitales. Argentina es parte de este grupo, con un 70% de sus transacciones aún siendo en efectivo.
Argentina y la “trampa del efectivo”
En economías donde la pobreza y la falta de acceso a servicios bancarios son predominantes, la dependencia del efectivo se vuelve más marcada. Por ejemplo, en Myanmar, el uso de efectivo llega al 98%. También vemos cifras similares en Etiopía y Gambia, donde el efectivo representa el 95% de las transacciones. Entre otros países con alta dependencia del dinero físico se encuentran Albania, Camboya, y Laos, con un 90%.
Argentina no está sola en esta situación. Países como Colombia, Haití, e Indonesia tienen un uso similar de efectivo, alrededor del 70%. La realidad es que, en muchos de estos lugares, el acceso a servicios bancarios es limitado, la conexión a internet no es la mejor, y los comerciantes no cuentan con los recursos para implementar sistemas de pago electrónico. Es por esto que el dinero físico sigue siendo la forma más sencilla y confiable de intercambiar bienes y servicios, a pesar de que también limita la capacidad de ahorro de las personas.
El efectivo en países desarrollados
A nivel global, el efectivo sigue siendo tremendamente presente en países de bajos ingresos. A medida que las economías se desarrollan, el uso de efectivo disminuye. Sin embargo, aún en países de ingresos medios como Camboya y Nepal, el efectivo sigue dominando con cifras del 90%.
Dando un vistazo a países un poco más desarrollados, tenemos a Alemania, donde aún el 51% de las transacciones son en efectivo. En cuanto a otros países, encontramos que Bélgica y Polonia utilizan más del 45% de efectivo en sus transacciones. Australia y Nueva Zelanda son ejemplos de países donde el uso de efectivo ha bajado considerablemente, llegando a solo un 15%.
Las estadísticas indican que en muchos de estos países, la población no tiene acceso a servicios bancarios adecuados o internet de alta calidad, lo que les complica la vida. En ocasiones, la falta de confianza en las instituciones bancarias también juega un papel fundamental en el apego al efectivo.
Tecnología, cultura y desconfianza
Ahora, si miramos hacia la tecnología, vemos que el Índice de Efectivo de Divisas (FOREX Cash Index) analiza cómo y dónde se utiliza el efectivo. En países con alta tecnología financiera, se observa que la gente se siente cada vez más segura al usar medios digitales para hacer sus compras. La banda ancha y la penetración de teléfonos inteligentes son claves en esta transición.
Sin embargo, todavía hay excepciones. Japón, por ejemplo, tiene un uso notable de efectivo a pesar de ser un país altamente desarrollado. Esto se debe en gran parte a la cultura y a la preferencia de las personas en las áreas rurales. A su vez, Alemania se mantiene en niveles altos de uso de efectivo, ya que muchos prefieren la privacidad que ofrece el dinero en metálico. En contraste, China está avanzando rápidamente hacia el uso de pagos móviles como Alipay y WeChat Pay, dejando atrás el efectivo tradicional.
Al final, la transición hacia un mundo más digital es un camino lleno de matices, donde cada sociedad tiene sus propias dinámicas y retos.