Los toros resisten a balas cercanas en la lucha
¿Es momento de bajar las velas en Wall Street después de un impresionante avance desde abril? El índice S&P 500 subió un 14,4% y el Nasdaq un 19,1% en lo que va del año. La última subida fue impulsada por Jerome Powell de la Reserva Federal, quien dio señales positivas en Jackson Hole. En septiembre, se volvió a comentar sobre la baja de tasas y en octubre siguieron las especulaciones. Pero el posible recorte de diciembre está en la mira, especialmente con la inflación en un 3%. Las tasas a largo plazo también se mantuvieron estables, rondando el 4,15% a diez años. Así, algunos analistas temen que el impulso alcista se frene, especialmente si la Corte Suprema decide eliminar los aranceles impuestos por Trump, lo que podría llevar a una búsqueda de refugio.
Por otro lado, las criptomonedas ya han sentido el golpe. Bitcoin cayó más de un 20% desde sus máximos de octubre y Ether sufrió una caída superior al 35%. Aunque Ether ha subido un 1,6% este 2025, la situación se asemeja más a un mercado bajista. En cuanto al oro, luego de alcanzar un récord de 4398 dólares la onza en octubre, también se dejó llevar por la incertidumbre, cayendo casi un 9% desde sus máximos, aunque aún muestra un avance del 50% en 2025. A pesar de todo, los metales preciosos como la plata y el platino siguen en un mercado alcista, aunque con menos entusiasmo.
Ahora, la Bolsa continúa resistiendo, pero está bajo presión. Desde octubre, los inversores están entre “temerosos” y “extremadamente temerosos”. El pico del pesimismo fue del 46,1% el 15 de octubre, pero ya se ha reducido a un 36,3%, aún por encima del promedio histórico. Aun así, la preocupación por una posible corrección persiste. Powell y otros líderes del mercado han hecho advertencias sobre las altas valuaciones de la Bolsa. El FMI también ha señalado el riesgo de un ajuste. Los CEOs de Morgan Stanley y Goldman Sachs no han dudado en predecir caídas de entre el 10% y 20%. Aunque el mensaje ha circulado como una verdad inminente, en realidad es solo una referencia estadística; históricamente, suelen suceder correcciones cada dos años. Así que no es algo inesperado.
Sin embargo, hay algo que merece atención: el presidente Donald Trump había amenazado con un arancel del 100% a China a principios de octubre, lo que llevó a temores y movimientos en la bolsa. Pero, tras darse cuenta de las consecuencias, moderó su discurso, diciendo que todo estaba bien con China. Y ahora, tras establecer una tregua comercial en Corea del Sur, muchos que actuaron por miedo se están arrepentiendo. Por eso, aunque interna y externamente hay temores, ningún miedo es más fuerte que perderse de una posible subida del mercado.
En este contexto, la novedad de la semana fue que un famoso inversor, Michael Burry, reveló que el 80% de su portafolio está apostando en contra de Nvidia y Palantir, dos gigantes de la inteligencia artificial. Burry se hizo conocido por anticipar la crisis hipotecaria de 2007-2009, y ahora busca repetir su éxito. Pero para que su apuesta sea efectiva, necesita que la crisis estalle realmente. La corrección en el sector de IA ha sido intensa, con pérdidas significativas, y se estima que 820 mil millones de dólares de su valor se han esfumado.
Pero, ¿qué mantiene a la Bolsa firme, a solo un 2,4% de sus máximos, mientras otros mercados enfrentan problemas? Los balances. Las ganancias por acción del S&P 500 están superando las expectativas. Se proyecta un crecimiento interanual del 13,1%, cuando se esperaba un 7,9%. Ocho de cada diez compañías que han publicado resultados sorprendieron gratamente. Pero, claro, cualquier signo de debilidad podría hacer caer el precio de las acciones.
¿Qué podría realmente derribar la Bolsa? Una recesión. Si la economía comienza a mostrar signos de debilidad, una corrección del 10% sería el escenario más probable. Sin embargo, la economía sigue mostrando resistencia, aunque está concentrado en el gasto de aquellos con mayores ingresos. Actualmente, el S&P 500 se cotiza a 22,7 veces las ganancias esperadas, comparado con el promedio de 18,6 de la última década. Si la economía tropieza, esto podría llevar a una caída drástica.
Al final del día, el sector privado está sintiendo la presión. Con el “shutdown” más largo de la historia, el Gobierno sigue recaudando impuestos pero pospone gastos. Esto ha llevado a un drenaje de liquidez en el sector privado, aumentando la cantidad de dinero en la Tesorería. Una vez que se levante el shutdown, esa liquidez volverá al mercado, y se espera que la Reserva Federal comience a comprar activos de nuevo para asegurar que el sistema financiero funcione con fluidez.
Estos son cambios significativos. El QT, que había estado vigente desde 2022, finalmente se está comenzando a ablandar. Con una inyección de liquidez, la Bolsa está en una buena posición para resistir los embates y, con un poco de suerte, volver a crecer en el futuro.