Tras la masacre, la mayoría siente que la ciudad es insegura

Más de la mitad de los vecinos de Río de Janeiro sienten que la ciudad se ha vuelto menos segura tras la “Operación Contención”, un operativo contra el grupo narco Comando Vermelho que dejó al menos 130 muertos. Un 52% de los encuestados considera que la seguridad ha disminuido, mientras que solo un 35% percibe un aumento en la seguridad.

La percepción de inseguridad es especialmente intensa entre las mujeres: un 60% siente que la ciudad se ha vuelto más peligrosa, en comparación con solo un 26% que opina lo contrario. En el caso de los hombres, el panorama es más equilibrado, con un 45% sintiendo mayor seguridad y un 44% más inseguridad. Los jóvenes, en particular, están muy preocupados: un 61% considera que la situación ha empeorado.

Otro dato interesante: el 51% de las personas que ganan hasta dos salarios mínimos también reporta un aumento en la inseguridad. Aquellos con ingresos de dos a cinco salarios llegan al 54%, mientras que entre los que tienen ingresos superiores a cinco salarios mínimos, el 53% comparte la misma opinión. Esto muestra que la preocupación atraviesa diferentes clases sociales y educativas.

Además, la sensación de peligro impacta de manera notable en los niveles educativos. Entre quienes tienen solo la primaria completa, el 54% ve más riesgo; mientras que para quienes han cursado la secundaria, este porcentaje es del 51%, y para los que tienen educación superior, se queda en 53%.

La preocupación por la seguridad no se limita a Brasil; también se extiende hacia la Triple Frontera, donde Argentina, Brasil y Paraguay han reforzado los controles en pasos fronterizos. Esto se debe al temor de que miembros del Comando Vermelho intenten escapar hacia los países vecinos. La situación se volvió aún más delicada tras la detención de tres brasileños en Misiones, destacando la dimensión regional de esta crisis.

Por otra parte, a tres días de la masacre, familiares de las víctimas marcharon en las afueras de la favela Penha, el foco de la “Operación Contención”. Estas protestas, en medio del dolor y la indignación, exigieron justicia tras el episodio más violento de la historia reciente de Brasil.

Los manifestantes piden justicia y responsabilizan al gobernador Cláudio Castro, a quien acusan de haber propuesto una acción indiscriminada contra las comunidades más vulnerables. La cobertura mediática ha destacado el drama humanitario que sigue presente tras los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y el Comando Vermelho.

La estrategia policial incluyó infiltrar las favelas y cerrar accesos con agentes del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), algo que agravó la situación. Durante los operativos, hubo reportes de enfrentamientos violentos, así como presuntos actos de tortura y ejecuciones, según testimonios de vecinos que intentaron rescatar a las víctimas en el caos de los primeros días.

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