Familiares de víctimas exigen justicia tras la masacre

Las familias de los jóvenes asesinados en la favela de Penha están indignadas. A tres días de la masacre de Río de Janeiro, nuevamente salieron a las calles. Exigen la entrega de los cuerpos de sus seres queridos y la renuncia del gobernador Claudio Castro. La respuesta de las fuerzas de seguridad no se hizo esperar: represión.

Un episodio de violencia extrema marcó este triste capítulo en la historia reciente de Brasil. Con más de 120 muertos en la llamada “Operación Contención”, este operativo policial se convirtió en el más sangriento de los últimos tiempos. La situación en la favela sigue tensa, y los familiares de las víctimas están decididos a que las voces de sus seres queridos no sean olvidadas.

Con el apoyo de diversos grupos, los manifestantes se concentraron en las afueras de Penha, donde sucedieron estos terribles hechos. A través de la cobertura especial de medios como C5N, se pudo ver el drama humanitario que se vive ante la brutalidad policial y el accionar del grupo delictivo Comando Vermelho. Durante las marchas, muchos exigieron justicia y cuestionaron fuertemente al gobernador. Afirman que su gestión ha fomentado la violencia desmedida contra las comunidades más vulnerables.

Se supo que la estrategia policial consistió en vetar el acceso a las favelas y desplegar operativos del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) para atrapar a los sospechosos. Sin embargo, la respuesta no fue la esperada. Los barrios se convirtieron en escenarios de enfrentamientos violentos. Vecinos denunciaron que muchos se quedaron sin poder rescatar a sus familiares debido a las agresiones y bloqueos de la policía.

Represión frente a la morgue judicial

El viernes, unas 20 mujeres se agruparon frente a la morgue de Río para exigir los cuerpos de los jóvenes, cuyas edades oscilan entre 15 y 30 años. Al intentar hacer escuchar su reclamo, la Policía Militar respondió con violencia, empleando palos y gas lacrimógeno para dispersarlas.

“Han pasado tres días. Solo deseamos identificarlos y llevarlos a casa. Estamos cansadas”, expresó una de las mujeres. La manifestación también contó con la participación de políticos y defensores de derechos humanos. Uno de ellos, el diputado Reimont Luiz Otoni, criticó severamente al gobernador. Según él, el operativo fue una masacre sin precedentes, con más de 150 víctimas fatales, de las cuales solo se han entregado 60 cuerpos.

Las historias de las familias son desgarradoras. Una madre, entre lágrimas, relató que “a mi hijo de 19 años le cortaron la cabeza y la exhibieron como un trofeo”. Mientras tanto, los cuerpos de los policías fallecidos en el operativo ya fueron entregados a sus familias y recibieron honras oficiales. La situación es un recordatorio de la escalofriante realidad que enfrentan muchas comunidades en Brasil.

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