La venganza del Toto y el carry trade de diciembre
El 26 de octubre dejó una nueva configuración política en Argentina, que trajo consigo tanto festejos como incertidumbre en el mundo financiero. Muchos operadores se sintieron sorprendidos ante este nuevo panorama, y es que el clima ha cambiado, al menos para algunos. La fiesta en los bunkers financieros muestra que, más que nunca, los financistas están moviendo las fichas en este juego.
Después de las elecciones, el Banco Central (BCRA) y el Tesoro se mostraron más abiertos a escuchar las demandas del mercado. Comenzaron a inyectar pesos para aliviar la presión sobre las tasas de interés, lo que generó expectativas sobre una posible llegada de dólares a través de nuevas emisiones de Obligaciones Negociables. Se habla de que esto podría significar un respiro en meses donde la oferta de divisas del agro tiende a disminuir.
A pesar de estos cambios, persisten dudas sobre el mercado cambiario. Cada vez más analistas se preguntan si se abordará el tema del turismo y el ahorro en moneda extranjera, o si se buscará una flexibilización mayor. Hay quienes advierten que, apenas unos meses atrás, el dólar estaba sobre los $1.100, y ahora supera cómodamente la barrera de los $1.450. Esto podría resultar en más oportunidades para las empresas que buscan competitividad, especialmente en sectores como la agroindustria.
Los resultados electorales no son un cheque en blanco, sino un puente hacia nuevas oportunidades económicas. La mayoría coincide en que, a pesar de las sorpresas del voto, el presidente Milei enfrenta un desafío en su camino hacia una gobernabilidad pro-mercado. Algunos analistas bromeaban sobre cómo el mercado se ha acostumbrado a dudar incluso de las buenas noticias.
Entre los vientos a favor, circula una estimación de que las empresas podrían girar dividendos al exterior por aproximadamente u$s5.000 millones a fin de año. Esto también resalta la necesidad de que tanto el BCRA como el Tesoro acumulan reservas para estabilizar la situación económica. Con el riesgo país en franca disminución —que pasó de 1.500 puntos a unos 700—, se observan oportunidades emergentes, aunque la desconfianza característica del mercado argentino persiste.
La dinámica del crédito y los movimientos en los mercados también están experimentando cambios. Algunos financieros piensan que estamos ante una combinación favorable de crecimiento y estabilidad, una situación que podría resultar en un momento ideal para colocar activos de riesgo. Sin embargo, la realidad es que el impacto de las próximas elecciones en otros países de la región podría ejercer una presión adicional sobre el mercado argentino.
En resumen, el clima económico está en plena transformación, con un enfoque renovado en las oportunidades de inversión y un mundo de posibilidades. Cada paso que da el nuevo gobierno es vigilado de cerca, y queda en el aire la incógnita de cómo estas decisiones influirán en el flujo del mercado y la economía regional.
 
				