Descubren un FAL argentino en armamento del Comando Vermelho
Las principales organizaciones criminales en Brasil, como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho, han estado utilizando armamento de guerra durante años. Parte de este material ha provenido de depósitos oficiales, incluidos arsenales de las Fuerzas Armadas argentinas. Recientemente, en un megaoperativo llevado a cabo en los complejos Alemão y Penha, en Río de Janeiro, se registraron al menos 119 muertos, según los informes. Durante la operación, las autoridades confiscaban fusiles de alto calibre.
Entre el material incautado por la Unidad de Coordinación de Inspección de Armas y Explosivos de la Policía Civil de Río de Janeiro, se encontraba un FAL que había sido originado en arsenales militares argentinos. Esta información fue confirmada por el detective Vinicius Domingos, quien lidera esa dependencia. Fuentes judiciales han señalado que ese fusil podría ser parte de un lote de armas robadas del Batallón 603 de Fray Luis Beltrán.
Esto nos lleva a la desaparición de 43 FAL del Batallón de Arsenales N°603 en Fray Luis Beltrán, ubicado a solo 15 kilómetros de Rosario. La investigación de este caso comenzó hace 14 años, cuando empezaron a aparecer en enfrentamientos con el narcotráfico en Brasil y Paraguay fusiles con el escudo argentino y la marca de Fabricaciones Militares. Un caso emblemático se dio el 11 de febrero de 2011 en Aracatuba (San Pablo), donde la Policía Federal de Brasil incautó un FAL armado con partes de diferentes fusiles y marcado como perteneciente al Ejército Argentino. Curiosamente, una semana después, el sargento Hernán Diego Solís, jefe de armamento del Batallón N°603, se suicidó.
A principios de junio de 2025, un mes antes de renunciar para evitar la destitución del Consejo de la Magistratura por casos de extorsión y favorecimiento a un capo narco, el exjuez Marcelo Bailaque procesó a siete militares por el robo en Fray Luis Beltrán. Además de los 43 fusiles, se constataron faltantes de 2500 piezas de FAL, suficientes para ensamblar hasta 400 rifles.
La trazabilidad regional
La entrada de más de 2500 efectivos a Penha y Alemão reflejó el poder de fuego del Comando Vermelho. Imágenes desgarradoras de cadáveres en una plaza y llantos de los vecinos fueron el trágico saldo de la operación. Al día siguiente, Vinicius Domingos presentó el arsenal secuestrado, indicando que varios de los fusiles de uso militar tenían orígenes variados.
“Identificamos que dos fusiles pertenecen a las Fuerzas Armadas de Brasil, dos a las Fuerzas Armadas de Venezuela, uno a las Fuerzas Armadas de Argentina y un G3 a las Fuerzas Armadas del Perú”, afirmó. El análisis de los fusiles reveló que un total de 11 pertenecen a la plataforma G3, 13 son de origen belga conocidos como FAL, y 16 son fusiles de la plataforma rusa AK-47. También se encontraron fusiles norteamericanos de la plataforma AR, que resultaron ser “falsificaciones” funcionales de origen no determinado.
Para Domingos, una parte significativa de las armas ingresó “desde la frontera amazónica” y “por tierra, especialmente desde Paraguay”, utilizando la Triple Frontera como punto clave. En la Operación Dakovo, se expuso que en Ciudad del Este, se manipulaban números de serie de pistolas y fusiles importados desde Turquía, Serbia, República Checa y Eslovenia mediante el empresario argentino Diego Hernán Dirisio. Este circuito permitió que se importaran unas 43.000 armas, la mayoría acabando en manos de cárteles brasileños.
Cronología, numeraciones y fallas de control
El descubrimiento de un FAL argentino en Penha conectó con la investigación del robo en el Batallón 603. La causa, iniciada en 2011, nunca tomó impulso. Próximamente, la Cámara de Apelaciones de Rosario decidirá si está prescripta o no, gracias al trabajo del fiscal federal Javier Arzubi Calvo. Durante años, el expediente fue ignorado en el juzgado de Bailaque, quien ahora está en prisión por encubrir a un narcotraficante.
Desde el Instituto Sou da Paz, Bruno Langeani comentó que una investigación sobre 7000 armas de uso militar que fueron incautadas en el sudeste de Brasil identificó tres fuentes: tráfico internacional, ghost guns y armas artesanales desviadas del mercado civil y de fuerzas de seguridad. En las armas automáticas, se advirtió una notable participación de material que había sido desviado de arsenales públicos, incluidas las de Argentina.
Este hallazgo en la favela Penha pone de manifiesto cómo la mala gestión de los arsenales contribuye al fortalecimiento de facciones criminales. La situación llegó a tal punto que, en una reciente operación en Río de Janeiro, cuatro policías fueron asesinados y varios más resultaron heridos.
La División de Asuntos Internacionales de Interpol informó a la Justicia Federal de Rosario que, según la embajada de Brasil en Argentina, el 11 de febrero de 2011, la Policía Federal había incautado un FAL en Aracatuba que contaba con cuatro numeraciones distintas, grabado con el escudo argentino. La hipótesis llevaba al PCC, y varios implicados fueron arrestados por tráfico de armas y narcotráfico.
Se descubrió que el FAL N°15214 figuraba como faltante en el Batallón N°603. Un coronel había denunciado el 19 de febrero de 2011 la desaparición de este fusil, que había sido secuestrado una semana antes.
Los antecedentes y las cadenas de mando
El testimonio de algunos militares ha revelado irregularidades alarmantes: el sargento Solís ingresaba con su coche a los depósitos, algo prohibido, y contaba con permisos extendidos que le permitían viajar a Buenos Aires, ausentándose frecuentemente de su unidad. Este trato preferencial parecía tener el respaldo del teniente coronel Alejandro Eduardo Holm. Esta falta de control contribuyó a un saqueo sostenido.
Los robos en el Batallón N°603 no se limitaron a fusiles. En 2015, se registró la falta de 19.600 proyectiles. En 2018, un juez procesó a los jefes del batallón por este desvío, que databa de julio de 2014.
A lo largo de los años, el Ejército Argentino ha estado vinculado a la aparición de más de 300 FAL y otras armas en las calles de Río de Janeiro. La reaparición de un FAL argentino en Penha ha revitalizado el debate sobre la custodia, trazabilidad y responsabilidades en la gestión de arsenales públicos. Este es un problema que el crimen organizado ha explotado a lo largo del tiempo en el Cono Sur.
