El escándalo detrás de Barcelona y su estadio vacío

La remodelación del Camp Nou está tomando más tiempo del previsto. Según se ha informado, la tercera grada comenzará a construirse a lo largo de la temporada 2026-2027, y la cubierta se instalará entre junio y diciembre de 2027. Esto significa que los hinchas tendrán que esperar un poco más para ver el estadio completamente terminado. Sin embargo, el club considera que habrá partes que se podrán usar antes de finalizar todo el proyecto.

La situación no es la ideal. A pocos días de un partido importante, el club tuvo que trasladar el encuentro al Estadi Johan Cruyff porque no contaba con los permisos administrativos necesarios para abrir el Camp Nou, incluyendo la licencia de primera ocupación.

Desde que comenzaron las obras en 2023, la remodelación ha enfrentado varios obstáculos técnicos y financieros. En un informe fechado en diciembre de 2022, la empresa Limak Holding recibió una evaluación muy baja, con menos de 50 puntos sobre 100. Esta calificación quedó muy por detrás de las empresas competidoras, que destacaron en planificación y solvencia técnica. Aquellos que hicieron la evaluación notaron que las respuestas de Limak eran “indefinidas, vagas e insuficientes”, lo que no justificaba el cronograma de obras que proponían.

Además, se reportó que la compañía turca pedía alrededor de 200 millones de euros al inicio de la ejecución, una suma considerablemente más alta que los 12 millones requeridos por sus competidoras españolas para comenzar los trabajos.

A pesar de estas dificultades, algo cambió en las negociaciones. Aunque el primer informe penalizaba a Limak por la falta de justificación en el cronograma, el segundo lo volvió un punto a favor. Rumores en Cataluña sugieren que hubo manipulación en los documentos y que se hicieron favores que facilitaron la situación. Limak presentó un calendario que indicaba solo una temporada fuera del Camp Nou, con un retorno parcial en noviembre de 2024 y la finalización del estadio para julio de 2026. Sin embargo, las otras constructoras consideraron que estas fechas eran “imposibles de cumplir”, y el tiempo lo está demostrando.

Un poco de historia sobre Limak Holding

Limak se fundó en Turquía en 1976, pero no fue hasta los años 90, con el auge del turismo y contratos en los países que surgieron tras la desintegración de la Unión Soviética, que comenzó su expansión. La llegada de Recep Tayyip Erdogan al poder en 2003 cambió las cosas para la empresa. Limak se convirtió en un gigante, destacándose en la obtención de importantes contratos públicos, como el del Aeropuerto de Estambul, el más grande de Europa, inaugurado en 2018.

Sin embargo, la construcción del aeropuerto fue marcada por informes de malas condiciones laborales, con al menos 200 trabajadores fallecidos según sindicatos. En Turquí, los periodistas que critican a la empresa han enfrentado demandas. Un periodista reveló que Limak lo denunció por presunto daño a su reputación. En un contexto donde las condiciones laborales son precarias, y los trabajadores carecen de contratos, las investigaciones sobre la cercanía de estas empresas al gobierno son más relevantes.

Limak es parte de un grupo conocido como la “mafia de las cinco”, que incluye empresas muy cercanas al poder político en Turquía.

Las penalizaciones que nunca llegan

El contrato entre el Barcelona y Limak incluye multas por cada día de retraso, incluido el retorno parcial al Camp Nou en 2024. Sin embargo, hasta ahora, no se han aplicado y parece que quizás nunca se hagan efectivas. Desde el club argumentan que las sanciones se acumularán hasta el final de la obra y que, si logran terminar antes del 1 de julio de 2026, podrían decidir no aplicarlas. Además, se justifican diciendo que hay escasez de materiales y falta de personal.

Si el club decide actuar, podría imponer multas que superen los 96 millones de euros si se exceden del 10% del presupuesto total.

Por qué se siguen acumulando los retrasos

Además de los problemas técnicos, el club ha enfrentado ajustes financieros y logísticos. Hubo que reestructurar parte de la deuda vinculada al Espai Barça a través de bonos con vencimientos hasta 2050. Este proceso, aunque necesario, provocó demoras en la contratación de proveedores y en la ejecución de la obra.

Por si fuera poco, hubo complicaciones con la coordinación urbanística con el Ayuntamiento de Barcelona, que solicitó cambios en accesos, medidas de seguridad y gestión de residuos, lo que ha llevado a reprogramar varias etapas de la construcción.

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