Pakistán y Afganistán acuerdan alto el fuego tras tensiones
Tras una semana marcada por enfrentamientos que dejaron decenas de víctimas, los gobiernos de Pakistán y Afganistán llegaron a un acuerdo de alto el fuego durante unas negociaciones de paz en Doha, facilitadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar. Este pacto representa una luz de esperanza en medio de una situación tensa que ha ido en incremento.
El acuerdo incluye un compromiso de realizar reuniones de seguimiento en los próximos días. La idea es asegurar que esta tregua se mantenga “de manera sostenible y verificable”. Esta negociación es especialmente relevante porque busca detener la escalada más violenta desde que los talibanes asumieron el poder en 2021.
Las tensiones entre Pakistán y Afganistán no son algo nuevo. Desde que ambas naciones se independizaron de Inglaterra a mediados del siglo XX, han existido conflictos latentes. Una de las causas de esta tensión es la historia compartida que une a ambos países, que alguna vez formaron parte del mismo territorio colonial.
En abril y mayo pasados, los enfrentamientos se intensificaron tras ataques terroristas en Pahalgam, Jammu y Cachemira, perpetrados por grupos pakistaníes. Estos hechos dejaron una huella difícil de borrar, y aunque ahora hay una tregua, la desconfianza sigue presente.
Por su parte, el gobierno indio ha advertido que cualquier ataque terrorista contra su territorio sería respondido de manera adecuada. Esto fue señalado durante una conversación con medios argentinos, donde se destacó que el alto el fuego no se debe a presiones externas, como las del expresidente Donald Trump. “Es un acuerdo bilateral”, comentó Santhosha H, oficial en la embajada de India en Argentina.
La disputa entre Pakistán y Afganistán se ha desarrollado en un contexto de combates terrestres y ataques aéreos a lo largo de su extensa frontera de más de 2.600 kilómetros. Mientras Islamabad acusa a Kabul de permitir acciones de milicianos en su territorio, el gobierno talibán ha rechazado estas afirmaciones, acusando a Pakistán de propagar información falsa y de ofrecer refugio a combatientes del Estado Islámico (ISIS).
A pesar de haber sido aliados en el pasado, la relación entre ambos países se ha vuelto cada vez más tensa. Los choques actuales son solo un reflejo de una lucha más extensa que enfrenta a Pakistán contra grupos insurgentes que buscan derrocar al gobierno y establecer una interpretación estricta del islam.