Ion Tiriac: de comer ratas a entrenar a Guillermo Vilas
Durante el siglo XX, miles de personas huyeron de los estragos de la guerra, pero pocos como Ion Tiriac lograron convertir la adversidad en una vida de éxitos y millones. Nacido en Rumania, en medio del comunismo, este exdeportista se transformó en un magnate que hoy se encuentra entre las fortunas más emblemáticas del mundo.
Tiriac no solo dejó su marca en el tenis; también construyó un imperio económico que abarca desde bancos hasta compañías de seguros, pasando por una impresionante colección de autos. Su historia está ligada a nombres legendarios del deporte y decisiones arriesgadas que lo hicieron destacar.
De la pobreza extrema a un gigante empresario
Ion Tiriac nació en Braov y su infancia estuvo marcada por el hambre y el caos. A los 10 años, su dieta incluía incluso carne de rata. Sin embargo, lejos de rendirse, encontró en el deporte una manera de escapar. Comenzó brillando en el hockey sobre hielo y luego se dedicó al tenis, donde siguió cosechando éxitos.
Durante su trayectoria en el tenis, Tiriac estableció relaciones con figuras clave del circuito internacional. No solo se destacó con la raqueta, sino que también supo ver el negocio detrás del deporte. Más adelante, se convirtió en entrenador de estrellas como Guillermo Vilas y Boris Becker, lo que le permitió fortalecer su carrera.
Un nuevo rumbo en las finanzas
Cuando el comunismo cayó en su país, Ion Tiriac aprovechó el nuevo contexto económico y se lanzó al mundo de las finanzas. Fundó el Grupo Tiriac, que incluye inversiones que van desde concesionarias hasta empresas de seguros. Este cambio de rumbo lo catapultó al universo de los grandes negocios.
La fortuna descomunal de Ion Tiriac
Hoy en día, Ion Tiriac cuenta con una fortuna que asciende a aproximadamente 2.300 millones de dólares, ubicándolo entre los hombres más ricos de Europa del Este, según la revista Forbes. Además de su impresionantemente diversa cartera de negocios, Tiriac posee más de 400 autos de lujo, incluyendo verdaderas joyas que alguna vez pertenecieron a célebres como Elton John y Al Capone. Su museo privado, ubicado en Bucarest, atrae a fanáticos del automovilismo de todas partes del mundo.