Startup uruguaya presenta agente de IA para cobrar deudas en Argentina
¿Alguna vez te has dado cuenta de que la inteligencia artificial puede entendernos mejor que muchas personas? Eso es lo que dice Valdomir, el fundador de una startup llamada Mozart. Él nos cuenta cómo, a pesar de no cansarse ni frustrarse, esta tecnología puede generar empatía y conectividad, algo que las personas pueden no manejar igual en distintas situaciones.
De Urubank a Mozart: la transformación en tiempos de pandemia
Antes de dar vida a Mozart, Valdomir estuvo al frente de Urubank, una fintech que buscaba convertirse en un banco digital. Pero, el camino no fue fácil. Las normativas y licencias hicieron que su idea se estancara. “Imaginaba a Urubank como algo similar a Ualá, pero las complicaciones regulatorias fueron un gran obstáculo”, recuerda.
Cuando llegó la pandemia, todo cambió. Las empresas necesitaban seguir operando incluso con las sucursales cerradas. “Los negocios enfrentaban un problema crítico: cómo operar si todo se detenía. WhatsApp se volvió la herramienta principal”, explica. Y así, empezaron a desarrollar bots personalizados para gestionar mensajes, ofrecer créditos y responder consultas, en un momento donde los chatbots no eran tan comunes.
La experiencia en Urubank les sirvió de lección. Se dieron cuenta de que no solo era importante otorgar créditos, sino también cobrarlos. “Vender era fácil, pero la cobranza nos trajo complicaciones”, comenta Valdomir. A partir de ahí, se fijaron un objetivo ambicioso: abatir el endeudamiento en Latinoamérica, enfocándose en cobranza más empática y efectiva.
A principios de 2024, Urubank se transformó en Mozart, con un enfoque en inteligencia artificial aplicada a las cobranzas y la atención al cliente. “Comenzamos a estructurar Mozart en febrero, y para noviembre ya estábamos casi completamente orientados hacia la cobranza”, cuenta su creador.
“Empezamos con apenas 5.000 dólares y ya hemos invertido más de 200.000. La tecnología de inteligencia artificial y la nube son costosas, y seguimos invirtiendo cada mes”, detalla Valdomir.
Agentes virtuales: cobran, conversan y venden
El principal motor de Mozart es su tecnología conversacional. Los agentes virtuales están diseñados para interactuar de manera natural, casi como humanos. “Nuestro motor conversacional es un desarrollo interno. Le permite a los agentes actuar en base a toda la información que manejan”, explica Valdomir.
Los agentes de Mozart pueden hacer llamadas telefónicas, enviar mensajes de WhatsApp, escribir emails, y hasta registrar interacciones en los sistemas de los clientes. Su fortaleza radica en adaptarse a distintas situaciones. Por ejemplo, si tenés una deuda temprana, el tono será más empático, pero si es tardía, el tono cambiará a uno que evite conflictos judiciales, ilustra.
La rapidez de respuesta es otro punto clave: menos de un segundo, lo que mantiene las conversaciones fluidas. Los agentes están equipados para manejar interrupciones y desvíos, lo que los convierte en una herramienta útil para bancos, fintechs, call centers y comercios que desean optimizar costos mientras mantienen alta calidad en la atención.
Mozart ha evolucionado de ofrecer un software a proporcionar resultados concretos. “Dejamos de vender solo herramientas para comenzar a ofrecer resultados tangibles”, enfatiza Valdomir.
El desembarco en Argentina
Hoy, Mozart cuenta con clientes en 14 países: Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina, Perú, Chile, Colombia, Honduras, El Salvador, México, Bolivia, Guatemala, Panamá y España. Algunos mercados están en fases iniciales, pero todos forman parte de un plan de expansión bien pensado.
Argentina es uno de sus mercados prioritarios para 2025. “Ya estamos trabajando con seis o siete clientes aquí, en sectores como financiamiento, apuestas, call centers y retail”, señala Valdomir. “Buscamos abrir un puesto de country manager para organizar mejor la operación”.
El plan incluye abrir una oficina y formar un equipo local para personalizar los agentes y mejorar la integración con los clientes. “La personalización de cada agente es clave”, explica.
Actualmente, Mozart factura cerca de 15.000 dólares al mes solo en Argentina. Según Valdomir, esto es una buena señal. “Nuestro objetivo es cerrar el próximo año con más de 3 millones de dólares de facturación global. Queremos despegar en enero en Argentina”, añade.
Además, la empresa está a punto de cerrar una ronda de inversión de 1,5 millones de dólares, con varios fondos interesados. “Hemos estado dialogando con muchos inversores y esperamos cerrar antes de fin de mes”.
Más allá de la cobranza
Si bien la cobranza es el foco principal, Mozart está expandido sus servicios hacia ventas, soporte, prevención de fraudes y e-commerce. “Ya estamos implementando otras áreas de negocio, no solo cobranza. Desde ventas hasta recuperación de carritos abandonados en e-commerce”, dice Valdomir.
La idea es automatizar tareas repetitivas sin perder el toque humano en la relación con el cliente. Así como se entrena a un empleado, los agentes de Mozart se entrenan con audios y documentos. “Estamos creando una especie de ‘cerebro operativo’ para las empresas”, señala.
Este enfoque tiene como meta no solo digitalizar las interacciones, sino transformar cómo operan las empresas. En lugar de reemplazar personas, se busca potenciar su trabajo, permitiendo que se liberen de tareas de bajo valor para enfocarse en algo más estratégico. Para hacerlo más inteligente, se entrenan con más de 100.000 llamadas reales, cubriendo una amplia gama de interacciones posibles.
“Estamos en medio de una nueva revolución, como la industrial. En aquel entonces, las máquinas reemplazaban el músculo; ahora buscamos potenciar el cerebro humano”, concluye Valdomir de manera optimista.