Fallece la etóloga Jane Goodall, experta en chimpancés
La etóloga y antropóloga británica Jane Goodall, reconocida mundialmente por su trabajo con chimpancés, falleció a sus 91 años en California, debido a causas naturales. Su legado es impresionante: durante más de seis décadas, dedicó su vida a estudiar a estos primates en su hábitat natural. Desde su instituto, han resaltado que sus descubrimientos “revolucionaron la ciencia” y que fue una “defensora incansable” de la protección del medio ambiente.
Desde muy joven, con apenas 23 años, Jane viajó a África con la intención de investigar chimpancés. Aquella experiencia, que iba a durar solo seis meses, terminó convirtiéndose en su misión de vida. Durante su estadía, conoció al antropólogo Louis Leakey, quien se convirtió en su mentor y la invitó a ser asistente en importantes investigaciones.
En 1965, Jane finalizó su doctorado en Etología en la Universidad de Cambridge y regresó a Tanzania para seguir profundizando en sus estudios sobre chimpancés, bajo la dirección de Leakey. Su trabajo no solo arrojaría luz sobre la vida de estos animales, sino también sobre las raíces del comportamiento humano.
En su investigación, Goodall hizo descubrimientos sorprendentes. Observó que los chimpancés no solo se alimentan de frutas, sino que también cazan carne, fabrican herramientas y utilizan plantas como medicina. Además, demostró que son capaces de sentimientos complejos como el amor y los celos. ¡Todo un mundo de emociones en sus vidas!
En 1977, fundó el Instituto Jane Goodall, con la misión de conservar el hábitat de los chimpancés y mejorar su calidad de vida. Su obra más conocida, ‘En la senda del hombre’, publicada en 1971, se considera una de las contribuciones más importantes a la ciencia del siglo XX. A lo largo de su carrera, escribió veinte libros y participó en numerosos documentales y artículos científicos.
La influencia de Goodall fue tal que recibió más de 40 títulos honorarios de universidades de todo el mundo, además de ser condecorada con el Premio Príncipe de Asturias en 2003 y la Medalla de Oro de la UNESCO en 2006.
Su legado sigue vivo y nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y la importancia de preservar nuestro planeta.