La confianza en el Gobierno y sus posibles efectos en la elección

La situación de confianza en los gobiernos siempre genera debate y análisis en Argentina. En este momento, la administración de Javier Milei ha comenzado su gestión con un nivel de confianza inusualmente alto, superando a los siete gobiernos que la precedieron. Sin embargo, a medida que avanza el ciclo electoral, esa confianza ha ido disminuyendo y actualmente está por debajo del promedio histórico.

Una noticia alentadora es que la medición de octubre podría no ser tan desalentadora como las de los meses anteriores. Históricamente, en cerca del 60% de los casos donde se experimentó una caída del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) similar a la actual, el tercer mes registró una leve mejoría. En los meses previos, el promedio de aumento fue de un 1,4%, aunque no es algo garantizado.

No se puede decir que la medición actual de confianza sea del todo negativa, ya que se ubica solo un poco por debajo del promedio histórico desde 2001. Sin embargo, el contexto es lo que realmente importa aquí. Para entenderlo mejor, si observamos otros períodos electorales, inmediatamente antes de las elecciones legislativas previas, la confianza estaba en un nivel significativamente más alto bajo administraciones anteriores como las de Macri y Néstor Kirchner.

Es interesante observar que, a pesar de la baja en la confianza, solo Macri logró ganar en las elecciones legislativas con un ICG más alto. Esto muestra que la confianza no es un factor determinante para ganar elecciones a medio término, aunque suele ser un indicador importante.

En cuanto a la administración de Milei, comenzó con una curiosa contradicción: tenía una confianza administrativa elevada, pero los consumidores mostraban una confianza muy baja. La gran mayoría de la población, especialmente los jóvenes y los que residen en el interior, se siente bastante desilusionada con la actual gestión.

Cuando desglosamos el ICG según los distintos grupos de la sociedad, notamos que son las mujeres y las víctimas de delitos quienes actualmente están más decepcionadas con el gobierno. Por otro lado, aquellos que esperaban cambios positivos en la economía son también parte de los más desilusionados.

En resumen, el análisis indica que no hay un grupo que haya mantenido la confianza en el gobierno. Esto podría complicar las perspectivas electorales para la administración actual, ya que un descenso generalizado en la confianza no se traduce en un resultado favorable. Las variables están en juego, y aunque no se pueden hacer proyecciones exactas, está claro que la situación está lejos de ser ideal para el oficialismo.

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