El héroe que rescató a la empresa de la quiebra

Durante más de una década, Marvel Studios ha estado en la cima de la taquilla a nivel mundial. Películas que convocan multitudes y series que se convierten en fenómeno en el streaming son la norma hoy en día. Pero pocos recuerdan que a mediados de los 90, la situación era muy distinta: la editorial estaba al borde de la quiebra, sumida en deudas millonarias y con el riesgo real de perder a sus personajes más queridos.

La crisis no sucedió de un día para otro. En los 80 y principios de los 90, Marvel vivió un verdadero boom en ventas de historietas. Muchos coleccionistas compraban varias copias de los mismos números, esperando que con el tiempo se revalorizaran. Pero esa burbuja estalló y la compañía se encontró en un aprieto. Su fortuna se deterioró debido a decisiones empresariales cuestionables, la salida de dibujantes icónicos y un sistema de distribución que se volvió un dolor de cabeza.

En ese contexto, la empresa apodada “la casa de las ideas” parecía destinada a desaparecer. Sin embargo, contra todo pronóstico, tomó una decisión arriesgada: apostar por el cine, hipotecando incluso a sus superhéroes más importantes. Una jugada audaz que terminaría cambiando su destino.

1996: El año en que Marvel se declaró en bancarrota

El 27 de diciembre de 1996, Marvel Comics se presentó en los tribunales americanos y se declaró en bancarrota. Ronald Perelman, quien adquirió la editorial en 1988, había llevado a la empresa a una expansión insostenible. Se compraron empresas de cartas coleccionables y juguetes, saturando el mercado con decenas de títulos, además de intentar manejar la distribución de forma independiente con Heroes World, una decisión que terminó fracasando por falta de infraestructura adecuada.

Mientras tanto, los artistas que habían impulsado la compañía, como Todd McFarlane, Jim Lee y Rob Liefeld, se fueron para fundar Image Comics, un competidor que se llevó consigo a miles de lectores. Por si esto fuera poco, otras editoriales como Valiant comenzaron a ganar terreno.

La deuda superaba los 400 millones de dólares. Isaac Perlmutter y Avi Arad, que asumieron la dirección tras la salida de Perelman, se dieron cuenta de que no había espacio para un rescate tradicional. Optaron por una decisión drástica: hipotecar diez de los personajes más rentables para obtener un préstamo de 525 millones. Si el plan no funcionaba, Marvel podría perder para siempre a figuras como Spider-Man, Hulk e Iron Man.

Marvel: La compra de Disney y el éxito

La primera luz de esperanza apareció en 1998 con Blade, que triplicó su inversión en taquilla y mostró que había un público dispuesto a pagar por ver a los héroes en acción. Después llegaron X-Men y Spider-Man, ambas bajo licencias de terceros, reforzando la idea de que el futuro estaba en la pantalla grande.

El gran salto llegó en 2008 con Iron Man, dirigida por Jon Favreau y protagonizada por Robert Downey Jr.. No solo recaudó más de 585 millones de dólares, sino que dio inicio al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), un entramado narrativo que cambiaría Hollywood para siempre.

La jugada maestra ocurrió en 2009, cuando The Walt Disney Company compró Marvel Entertainment por 4.000 millones de dólares. Desde entonces, las películas se integraron en un ecosistema que abarca series, merchandising, videojuegos y parques temáticos. Títulos como The Avengers (2012), Black Panther (2018) y Avengers: Endgame (2019) no solo recaudaron miles de millones, sino que también consolidaron a Marvel como un gigante cultural.

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