Los supermercados enfrentan su mayor caída mensual desde diciembre
El consumo en Argentina está pasando por momentos difíciles. En julio, las ventas en los supermercados alcanzaron niveles mínimos desde 2025, un reflejo claro de la caída de los salarios reales. La situación también se nota en los mayoristas, donde las cifras son las más bajas desde que se registran datos.
Este martes, el INDEC informó que las ventas en supermercados cayeron un 2,1% respecto a junio. Esta es la mayor caída desde diciembre de 2023, que fue un mes complicado por la fuerte devaluación del peso. Aunque en lo que va del año se observa una mejora acumulada del 3,5% en comparación con 2024, el panorama es preocupante, ya que las ventas están por debajo de los niveles de fines del año pasado, marcando ya cuatro meses de caídas consecutivas.
En términos interanuales, hubo una leve mejora del 1%. Los productos que más subieron fueron las carnes, alimentos preparados y la indumentaria. Sin embargo, las frutas, verduras, artículos de limpieza, bebidas y lácteos sufrieron caídas en sus ventas. Es una mezcla de aumentos y descensos que refleja la realidad de las familias argentinas.
Un cambio notable en los métodos de pago es el aumento en el uso de “otros medios de pago”, como las operaciones con QR. Las compras con tarjetas de crédito mostraron un pequeño incremento, mientras que el uso de tarjetas de débito y efectivo disminuyó.
Impacto en mayoristas y centros comerciales
Los autoservicios mayoristas no están escapando a la tendencia negativa. El consumo se contrajo un 0,8% en junio, marcando la peor cifra desde que el INDEC comenzó a registrar datos en 2017. Comparado con el año pasado, las caídas fueron aún mayores, alcanzando el 6,3%.
En este sector, el único crecimiento se vio en la venta de carnes y ropa. Por otro lado, los peores descensos se registraron en productos electrónicos, artículos de limpieza y lácteos. Por si fuera poco, las ventas en shoppings cayeron un 9,5% interanual en julio, alcanzando el peor dato desde mayo de 2024. Los artículos más afectados en estos espacios fueron los electrónicos, la indumentaria y los productos de librería, con un impacto notable en el norte y en el Gran Buenos Aires.
Estos datos reflejan cómo las familias están ajustando sus presupuestos y repensando sus gastos en un contexto tan incierto.