El ex River que jugó con Gallardo ahora tiene ferretería
El mundo del fútbol puede ser bastante cruel, incluso para aquellos que lo viven al máximo. Muchos jugadores buscan formas de seguir involucrados después de colgar las botas, pero hay otros que prefieren dejarlo todo atrás de una vez por todas. Este es el caso de Leonardo Talamonti.
Este defensor central, que tuvo su paso por River y por un importante club en Europa, ha tomado la decisión de alejarse completamente del fútbol. Curiosamente, lo hizo por elección propia, sin que nadie le cerrara puertas.
La historia de Leonardo Talamonti en el fútbol
Conocido como La Oveja, Talamonti nació en 1981 en Álvarez, una pequeña ciudad santafesina. Empezó su carrera en Rosario Central en 2000, aunque su debut fue discreto, jugando solo un partido en esa primera temporada. Sin embargo, a base de esfuerzo, logró consolidarse en el equipo, lo que le abrió la puerta a ser fichado por la Lazio en 2004.
Su paso por Italia no fue tan sencillo; participó en solo 13 partidos y anotó un gol. Luego se le presentó la oportunidad de jugar a préstamo en River, donde disputó 32 partidos. Aunque los millonarios no optaron por su compra, continuó su carrera en el fútbol italiano por cinco temporadas más, hasta regresar a Rosario Central en 2011. En su regreso, se enfrentó a tiempos difíciles en el Nacional B y, tras un recorrido por otros equipos, decidió retirarse del fútbol en 2017 jugando para Platense.
De brillar en las canchas a manejar su negocio: la actualidad de Talamonti
Cansado del mundo del fútbol, Talamonti regresó a su querido Álvarez, un lugar tranquilo, con cerca de 8.000 habitantes. Más que jugar en la liga local, optó por dejar la pelota y dedicarse a un negocio que le brinde la calma que ya no encontraba en el fútbol.
¿Por qué un jugador que brilló en ligas europeas y en un gigante como River decidió dar este paso? Talamonti lo explica claramente. “Amo el deporte, pero como se está manejando todo, no me gusta, me supera”. Se refiere a las complicaciones que surgen en el ambiente, como el manejo de representantes y problemas de dirección, que no le cerraban.
“Comencé con la ferretería mientras jugaba. Siempre estaba en la cabeza volver al pueblo y necesitaba un sustento”. Ahora, ha encontrado su lugar, hablando con conocidos y viviendo alejado del estrés que rodea al fútbol profesional. Para él, la paz que ha conseguido es innegociable, especialmente ante toda la negatividad que, lamentablemente, a veces devora al mundo del deporte.