El desafío de ser mujer y migrante en el ámbito laboral
Milagros Miceli es una socióloga argentina formada en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con un doctorado en ingeniería informática. Su trabajo la llevó a ser reconocida entre las 100 personas más influyentes en inteligencia artificial según la revista TIME. En una charla reciente con Ámbito, Miceli compartió sus experiencias como mujer en un campo mayoritariamente masculino y su perspectiva como migrante latinoamericana en Alemania.
Cuando le preguntaron sobre su reconocimiento en la lista de TIME, Miceli expresó que fue una sorpresa y un motivo de orgullo. A pesar de la presencia predominante de hombres en la ciencia, su compromiso ha influido en proyectos que generan un verdadero impacto en la vida de las personas. Esta labor ha contribuido a cambios en legislaciones importantes en la Unión Europea y en Estados Unidos. A lo largo de los años, ha desarrollado un trabajo que refleja tanto su pasión como su dedicación.
Miceli también se siente motivada por un sentido de solidaridad. Al hablar en sus redes, mencionó que este logro no representa solo su esfuerzo, sino el trabajo colectivo que también incluye las historias y las luchas compartidas de otros. A lo largo de su vida, ha enfrentado crisis y desafíos que le han enseñado que la investigación tiene que estar, ante todo, al servicio de la transformación social.
En relación a la presencia femenina en la tecnología, Miceli comparte la necesidad de romper los estereotipos que asemejan la racionalidad a los hombres y la emocionalidad a las mujeres. Ella argumenta que una ética del cuidado es esencial en su trabajo, creando un espacio seguro para que voces diversas y vulnerables puedan ser escuchadas. Esto significa que el bienestar de las personas debe prevalecer sobre la mera producción académica.
Sobre las dificultades en su carrera, Miceli reconoce que ha experimentado barreras adicionales por ser migrante. Su vida en Berlín, donde se rodea de colegas del norte global, a menudo implica enfrentarse a prejuicios y desconfianza. A veces se siente obligada a demostrar su valía en un contexto donde sus credenciales son puestas en duda. Para contrarrestar esto, decidió realizar su doctorado en ingeniería informática, convencida de que contar con un título técnico le ayudaría a superar la discriminación que enfrenta por ser mujer y latinoamericana.
Además, compartió que, en ocasiones, ha tenido que lidiar con ingenieros que vienen a explicarle conceptos que ya domina. Esto es parte de un fenómeno más amplio de micro racismo en el que se cuestiona constantemente su formación. En su trabajo, Miceli hace hincapié en la diversidad, no solo en términos de género, sino también de experiencia y procedencia. Cree que integrar voces de diferentes contextos es crucial para el desarrollo de tecnologías, incluyendo la inteligencia artificial, para abordar problemas y sesgos que podrían pasar desapercibidos para quienes no han vivido esas realidades.
Miceli resalta que es vital que las mujeres, especialmente aquellas de diversas backgrounds, participen en la tecnología. Su diversidad de experiencias puede destacar fallas y sesgos que otros podrían no notar, promoviendo así un desarrollo más equitativo y consciente.