La Suipachense: Crisis en la industria láctea
La láctea La Suipachense se encuentra en una crisis profunda y sin un rumbo claro. Ubicada en Suipacha, la situación ha generado rumores sobre una posible paralización total de actividades, mientras que otros sostienen que aún se mantiene una actividad mínima, sostenida por los propios empleados. Esta inestabilidad se debe en parte a la salida repentina de los dueños, la firma venezolana Maralac, controlada por los empresarios Manuel y Carlos Fernández.
La empresa, que emplea a aproximadamente 140 trabajadores, ha visto cómo su situación financiera se deteriora, acumulando 300 cheques rechazados por un total de más de $2.765 millones, según datos del BCRA. Esta crisis ha llevado a la falta de pago de salarios, lo que ha provocado que los trabajadores ejerzan su derecho a no trabajar.

Impacto en la producción
El deterioro en la operativa diaria es evidente. En sus mejores momentos, La Suipachense procesaba alrededor de 250.000 litros de leche al día, pero esa cifra ha caído drásticamente. A principios de julio, la producción se limitó a unos 180.000 litros, y en las últimas semanas, apenas se han logrado producir 40.000 litros. Esta reducción se debe a que los pocos productores que aún abastecen a la planta priorizan a clientes que pueden pagar al día.
Para operar normalmente, la planta necesitaría aproximadamente $3.000 millones mensuales, mientras que la recaudación actual no supera los $500 millones. Este desfasaje plantea un dilema crítico: ¿pagar salarios o a los productores? Además, la posibilidad de un corte de servicios por deudas con las prestatarias se convierte en una amenaza inminente.
El contexto de crisis
La situación de La Suipachense no es un caso aislado. Los propietarios de esta empresa también son los gerenciadores de ARSA (Alimentos Refrigerados S.A.), que produce postres y yogures SanCor. Las plantas de ARSA en Arenaza (Buenos Aires) y Monte Cristo (Córdoba) se encuentran paralizadas desde mayo, sumergidas en un concurso preventivo con un pasivo que supera los $49.700 millones.
El gremio ATILRA ha denunciado a la firma por vaciamiento y defraudación, alegando que se realizaron operaciones para ocultar ingresos y eludir obligaciones laborales. A más de un año del inicio del concurso, no se han visto avances significativos y se habla abiertamente de quiebra.
Perspectivas y futuro incierto
Con Maralac ausente y la producción en mínimos históricos, la continuidad de La Suipachense depende de mantener la planta operativa lo suficiente para atraer un inversor que aporte capital inmediato o el regreso de sus gerenciadores. Mientras tanto, la administración provisoria, compuesta por los trabajadores, intenta garantizar un ingreso mínimo y evitar la paralización total, aunque el tiempo es un factor crítico.
Para Suipacha, el cierre de La Suipachense representaría un golpe devastador, con la pérdida de numerosos empleos y una presión adicional sobre comercios y proveedores. En un contexto donde el sector lácteo enfrenta consumo restringido, altos costos y escaso financiamiento, la situación de La Suipachense se convierte en una nueva señal de alerta. Sin una inyección de fondos y un plan de pagos claro, su futuro parece estar marcado por una cuenta regresiva.