Revelan Impactantes Fotografías de la Colección de Arte de Epstein
Una reciente investigación ha desvelado fotografías inéditas del interior de la mansión de Jeffrey Epstein, ubicada en el Upper East Side de Nueva York. Estas imágenes muestran una colección de arte que resulta tan intrigante como perturbadora. Acompañadas de documentos que detallan los últimos años de Epstein, estas fotografías han reavivado el interés por el significado y la función de su colección artística.
El valor simbólico de la colección contrasta notablemente con su valor económico. Un marchante de Epstein mencionó que invirtió entre u$s200.000 y u$s300.000 en pinturas y objetos decorativos, aunque un informe de 2022 valoró todo su conjunto en u$s338.804. Para alguien con varias propiedades lujosas, esta cifra parece modesta. Además, Epstein destinaba u$s15.000 mensuales solo al almacenamiento, lo que afectaba la recuperación del valor de su colección.

Una Colección Artística Perturbadora
El The New York Times fue el encargado de publicar estas inquietantes fotografías y documentos. Entre ellos, destaca una escultura femenina de tamaño real, vestida con un vestido de novia auténtico y colgada de una cuerda junto a la escalera principal, un símbolo de la atmósfera oscura que impregnaba la mansión.
Las habitaciones estaban equipadas con un sofisticado sistema de cámaras de seguridad, y se exhibían fotografías de Epstein junto a figuras influyentes, como Donald Trump. Entre los objetos más curiosos se encuentran un mapa de Israel dibujado a mano por el ex primer ministro Ehud Barak y un billete de dólar firmado por Bill Gates con la frase: ¡Tenías razón!. Estos detalles refuerzan la narrativa de un hombre obsesionado con la cercanía al poder.
Obras Polémicas y Relatos de Víctimas
Entre las piezas más inquietantes se hallaban filas de ojos protésicos creados para soldados heridos, esculturas de guerreros africanos desnudos, animales disecados y un juego de ajedrez cuyas piezas representaban a su personal de manera provocativa. También había objetos de diseño, como cinco lápices de arquitecto de gran tamaño fundidos en bronce, valorados en u$s10.000 cada uno, y un mural hiperrealista que mostraba a Epstein en una escena carcelaria, una broma recurrente entre sus invitados.
En la sala de masajes, colgaba una obra de 4,5 metros que retrataba a niñas desnudas, que una víctima calificó como artística y no pornográfica. Entre las piezas más perturbadoras destaca Little Miss Pink Tomato (1995) de Damian Loeb, que presenta a ocho niñas en traje de baño bajo luces de escenario, evocando un concurso infantil. Esta pintura fue adquirida por Epstein, según la víctima Maria Farmer.
En diferentes propiedades se encontraron pinturas y fotografías de mujeres y niñas desnudas, incluyendo una obra de Limor Gasko, subastada en línea por u$s8.500, y una imagen artística de una modelo desnuda en la cama, del fotógrafo británico Laurence Sackman. En la isla Little St. James, se reportó un retrato de Epstein junto al papa, probablemente Juan Pablo II.
La pieza más infame de su colección fue un óleo de Bill Clinton vestido con zapatos rojos, pintado por Petrina Ryan-Kleid, sugiriendo que Epstein poseía información comprometedora sobre políticos. Su exasesor de arte mencionó que muchas de las obras eran imitaciones, y que Epstein disfrutaba engañando al mundo con arte falso, creyendo que exponía la hipocresía del mercado artístico.
La escultura de la mujer colgante, protagonista de estas imágenes, simboliza esta mezcla: una obra provocadora que simula arte contemporáneo sin una firma reconocida, destinada a transmitir la idea de que su dueño podía permitirse cualquier cosa.
Estos descubrimientos sobre la colección de Epstein no solo revelan su gusto por el arte, sino que también reflejan aspectos perturbadores de su personalidad y la atmósfera que rodeaba su vida. Es un recordatorio escalofriante de los secretos que pueden ocultarse tras la apariencia de sofisticación y riqueza.