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Industria Láctea en Crisis: ARSA Busca Avanzar con Suspensiones y Descuentos Salariales

El conflicto laboral en Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA) suma un nuevo capítulo. Esta empresa, que cuenta con más de 500 empleados en sus plantas de Arenaza y Monte Cristo, está insistiendo en un esquema de suspensiones y recortes salariales que ha generado un amplio rechazo entre los trabajadores y el sindicato. Desde 2023, ARSA se encuentra en concurso de acreedores, lo que ha complicado aún más su situación financiera.

La empresa láctea está en concurso de acreedores desde 2023. 

Detalles de la Propuesta de Suspensión

La nueva propuesta de ARSA incluye suspender al personal durante 15 días al mes, con un pago fijo de $100.000, mientras que durante los otros 15 días, los empleados recibirían solo el 50% de su salario básico. Este modelo, que ya había sido planteado en el pasado debido a la caída del consumo, se reitera en un contexto de inestabilidad creciente.

El conflicto se intensifica ya que muchos empleados que habían aceptado la propuesta anterior nunca fueron reincorporados. Algunos trabajadores rechazaron el acuerdo y actualmente no están percibiendo ingresos. Ante la falta de alternativas y recursos, algunos empleados han comenzado a aceptar nuevamente este esquema como única salida posible.

Reacción del Gremio y Condiciones Laborales

El sindicato Atilra, que representa a los operarios del sector, no avala esta propuesta. Considera que es unilateral, insuficiente y perjudicial para los derechos laborales. Sin embargo, al no haberse formalizado un acuerdo colectivo, las suspensiones avanzan de facto, quedando a merced de negociaciones individuales. En paralelo, el gremio mantiene el reclamo por sueldos adeudados y la regularización de la situación laboral.

La Situación de Vicentin y su Impacto en ARSA

ARSA, anteriormente conocida como la joya de Vicentin, fue adquirida por esta última en 2016 por alrededor de u$s100 millones. Con la caída de la agroexportadora y su millonario concurso de acreedores, el futuro de ARSA se ha vuelto incierto. Aunque un fondo de inversión asumió inicialmente la gestión, ahora ha sido cedida a un grupo venezolano, Maralac, que enfrenta complicaciones para adquirir el total de las acciones debido a disputas legales con la familia Vicentin.

Los nuevos gerentes de ARSA han decidido concursarla, alegando la caída en el consumo en el mercado interno. En este momento, las plantas operan a un ritmo mínimo, y la empresa argumenta que sus instalaciones son excesivas para la demanda actual, presentando las suspensiones como la única alternativa para evitar despidos. Sin embargo, la paralización del trabajo se ha convertido en un problema crónico, sin una estrategia clara para el futuro.

El panorama en la industria láctea es preocupante, y la situación de ARSA refleja los desafíos que enfrenta el sector en medio de una crisis profunda. La falta de soluciones efectivas y la creciente tensión laboral podrían tener repercusiones significativas en el empleo y la producción en el país.

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